Mueve las agujas entre sus dedos como
pellizcando, cerca de aquel rostro surcado de arrugas, esforzando la vista tras
los lentes, ahí va un pellizco, otro. Gusanos de lana entrelazados van formando
una bufanda, es para ti hijito. Sonríe
mostrando unos dientes blancos, completos; la sonrisa blanca abriendo la boca
completa riendo, tirando la cabeza hacia atrás suelta la carcajada, aayayay, un suspiro, necesitaba una pistola, ríe mi abuela
preguntando si me contó de la vez en que asaltaron a Rodolfito, siempre tan bajito a sus diez, veinte, tan
travieso mi hijo la llevó sin permiso. Guardo silencio asintiendo. Los
gusanos entrelazados. Llama a su hija, “Clara”, le dice, ¿ya tuviste hijos Clara?, pero es Rosa quien responde, soy Rosa mamá, dice madre, peinando las
canas de abuela mientras veo las suyas frente al espejo, juntas entre años de
distancia. Abuela llora, los años pasan
volando hijo. Me saco la corbata, cuéntame
algo abuela, digo apagando el celular, como
hacías cuando niño. Allí la enfermera tocando sus labios con el índice en
el cuadro. Es tarde, de noche entre los tres, jajaja, ríe moviendo la cabeza hacia atrás, aayayay, y me cuenta de cuando a mi tío le robaron la pistola, ¡una pistola para cuidar la pistola!
"La abuela, la madre, y el hijo descuidado”
Juma
Paredes
Agosto,
2018
www.facebook.com/inmaduronarrador
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Fotografía: TrMarina León |