…of course considero a todos los aquí presentes
mis colaboradores, socios de negocio, casi parte de mi familia. Don´t know how decir
esto darlings, en el fondo cada subordinado mío tiene sentimientos, esa idea la
tengo cual top of mind; incluso venía en el ascensor pensando, intentando dar
un twist a los últimos hechos, pero no se me ocurre nada. Verán, de arriba me
presionan, quieren que resuelva esto A.S.A.P… I don´t know sweet lord… en fin,
reconozco que la empresa está pasando por un momento de crisis, pero darlings,
nunca nos había pasado esto, estoy absolutamente segura que juntos lo vamos a
superar. Recuerden que el change es bueno, pero no fácil, en todo caso of
course yo apunto al fracaso, si lo hacen, el triunfo será un hábito… pero el
camino al éxito no es una línea recta queridos, course not, está lleno de
golpes y caídas, de errores, y aprendizajes, así que yo les pido mentes
positivas, y mucho ánimo para lo que viene – dice Mrs. Monroe ante aquellos
subordinados ansiosos, deseando saber los motivos del corte presupuestal, la
restricción de proyectos. La disminución en las ventas es preocupante, no
pensaban que tanto. Derramando una lágrima dice, como quien acaba de colocarse
mal un lente de contacto lo dice: “ustedes” -. Ustedes son mi familia…
-
Y nadie puede despedirte de tu familia – ya mi
anacoreta amigo mirando de costado como miran los caballos, como los perros
ante un llamado de atención. Las manos juntas, la espalda recta. Un valiente,
pensé murmurando ante él completando la frase en voz alta, apropiándose de la
idea. Callé -, ¿o sí?
-
¿A qué te refieres darling? – ahora Mrs. Monroe
mirando al subordinado tras un rostro provecto surcado de ventas y maquillaje,
limpiando esa lágrima que tanto trabajo le costó soltar, lo ensayó durante días
ante el espejo, una y otra vez. Maquillada en exceso, los cabellos oscuros,
sujetos a una diadema tomada directamente de un catálogo de temporada, a pesar
de haber pasado hace mucho su última temporada. Con la sonrisa impresa no logra
disimular su incomodidad con semejante comentario venido de un ser
insignificante como mi amigo, como yo, como todos los presentes. Aún recuerda
los días de oro al frente de la empresa que cambió su vida, como estaba a punto
de cambiar la de varios allí presentes. No era el caso de Gerard, el director
asociado, a quien ella ahora dirige la mirada severa, diciendo sin decir:
“fuck, controla a tu súbdito”. Y Gerard nada, resoplando, con él no es; ahora
pasa la mano por los cabellos grasos, ahora resopla algo nervioso.
-
Bueno Mrs. Monroe – dice el anacoreta -,
quisiera con su permiso hablar en nombre de todos, pues todos… y cuando digo
todos me refiero al cien por ciento de los asistentes a esta sala, es decir, al
menos el ochenta por ciento de esta sala piensa… con su permiso claro, o bueno,
pienso que al menos estoy hablando en nombre de la mayoría, entiéndase el sesenta
por ciento de los concurrentes cuya mitad no representa ni la mitad de la
cantidad de personas a las que yo represento… es decir, creo estar hablando por
mí, en realidad hablo por mí, digo…
-
¡Oh my gosh!, este muchacho tiene problemas –
masajea el punto exacto sobre su nariz mientras susurra, entre los ojos.
-
Desde luego, yo este, este… - cierra los ojos
mi amigo, aspira intentando calmarse, reza un breve padre nuestro, balbuceando
las palabras más representativas de la oración, sujetando el crucifijo que
jamás se quita del cuello. El sudor humedeciendo los bordes del cuello de su
camisa, allá va otra vez el dedo sobre la sien, muchas, demasiadas veces -.
Quisiera saber si van a haber despidos, porque la verdad es que la empresa hace
meses está aplicando la política de ahorro de costos para enfrentar la crisis
por la que atraviesa, y en las sedes de otros países ya realizaron despidos
masivos; así que me pregunto: ¿por qué aquí no? Pero luego la escucho emocionada
diciendo que somos como su familia, que somos su familia, y la verdad yo la
considero casi como mi abue… mi madre, sí, mi madre... (y lo repite bajito
cubriendo su boca: “mimadre-mimadre-mimadre”) y aun así, con la venia de Dios,
me atrevo a preguntar si habrán despidos. Estamos viviendo en incertidumbre,
como acaso la vivieron los hijos de Israel en las faldas del monte mientras esperaban
el regreso de Moisés. ¿Hay despidos o no hay despidos?
-
Esa – dice Mrs. Monroe, la sonrisa plasmada.
-
¿Esa? – dice el anacoreta, son sus ojos los que
preguntan.
-
Yes darling, esa… - ahora ella.
-
Esa… - ahora él.
-
Sí, esa…– ya Mrs. Monroe vívidamente eufórica,
con el lenguaje ontológico a flor de labios y mi amigo henchido de orgullo con
la mano en cubriendo su pecho se levanta de su asiento poco a poco, sibilino
mira al equipo, siente orgullo, eso siente, como el busto de todos los héroes
de batallas ganadas y guerras perdidas que aprendió estudiando con los
agustinos.
-
¡Esa!
-
Esa es precisamente la actitud… - “¡esa!
¡esa!”, piensa el anacoreta volviendo de improviso a los años más inocentes de
su infancia perdida -, ¡que no queremos!
Sentado, reducido a la mínima expresión, el
anacoreta suspira entre las intermitencias regulares del taladro en su sien y
el vaivén de su cuerpo. Una lágrima asoma discreta recorriendo el lado
izquierdo de su rosto hasta formar una manchita en la solapa de su camisa
desgastada. Yo miro a Gerard impermeable, acorazado tras aquel alto cargo del
sueldo abultado. Lo miro ponerse de pie para iniciar una perorata de cincuenta
minutos sobre las reformas que se realizarán en el área para mejorar el clima
laboral y prevenir otros se sumen a la actitud (que no queremos) del anacoreta,
después de todo: “a ver, esa actitud no le hace bien a nadie, ¿no les parece?”,
dice Gerard y yo tocando el hombro de mi amigo sollozante le digo señalando a
Gerard: “¿sabes?, el próximo año voy a estar en ese lugar”. Carambolas, logro oír a mi amigo decir,
y secándose las lágrimas intenta recuperar la compostura, ¿o sea que pretendes reemplazar a Gerard el próximo año? No mi
estimado, quiero decir que el próximo año me siento en esa silla porque en esta
cae el sol directo en mi cara, me incomoda.
“precisamente”
Juma
Paredes
Agosto,
2018
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